EL MARQUEÑO

El Marqueño es una danza de género carnavalesco que sus orígenes se remonta a los años 1800, empezó como una pequeña agrupación familiar, sucesivamente iba apareciendo otras agrupaciones y luego se generaliza a nivel del pueblo de Marco, empezó con el nombre de Pandilla de Carnavales, después se consiguió el nombre oficial. La danza responde a una triple expresión ganadera, agrícola y religiosa. La danza refleja alegría, la historia del pueblo, las actividades cotidianas del antiguo Marqueño, aferrado a distintas costumbres y ritos en honor a los animales como también a las imágenes católicas, la danza también ha llegado a distintos puntos del país, incluso en el extranjero.
Concurso de Carnaval Marqueno, Jauja, Peru
Se creó un himno para esta danza ya que es un amplio material de retransmisión cultural por su arte, coreografía, destreza, cadencia y sobre todo su ritmo. El marqueño arranca el miércoles que se le denomina miércoles de ceniza, inicia con el baile de los diversos barrios, cuyo desarrollo se da por culminado el domingo siguiente, el mejor día donde el aflujo del público es de máxima concurrencia es el día jueves y en este día se lleva a cabo el Gran Concurso del Carnaval Marqueño.
El estilo de la música es alegre, armoniosa y expresiva, acompañado con una melancolía que induce hasta las lágrimas a los visitantes hasta incluso a los propios nativos del pueblo. El sonido y ritmo de los instrumentos musicales expresan las penas, heridas, y alegrías del hombre marqueño, también cabe recalcar que el ritmo y los instrumentos musicales provienen de culturas andinas y europeas. Por ello, bien se ha dicho que, los marqueños desde antaño poseen una sensibilidad increíble como para abstraer todo su sentimiento ancestral y expresarlo en melodías musicales, que entrañan una gran fuerza espiritual, capaz de ablandar e inspirar ternura en el alma de los más endurecidos corazones.

Otro dato muy importante es la vestimenta de la danza, los varones llevan un pantalón de lana de oveja color azul o negro, un saco del mismo material, una camisa de bayeta blanca mucho más delgada, un sombrero de lana. Por otro lado las mujeres van con una falda de lana, una manta de bayeta delgada de color blanco con ribetes de color sobresaliente, un monillo de seda y un sombrero blanco con cintas negras. Casi toda la vestimenta esta confeccionado con lana de oveja de fabricación casera y hecho a pulso, poniendo de manifiesto su ingenio, aprovechando sus propios recursos naturales.
Renato Sánchez

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